Soul
in bath room.
El
instinto cubre esta vez las paredes de una estancia-confesionario. El animal no
ha muerto, simplemente aparece humanizado. El color vuelve como antaño, esta
vez pausado, maduro y eterno. Puedo esconderme, pero hay salidas mediante puertas
y ventanas que dan aliento. La exhalación se fue después de una mala
digestión. Hacía tiempo añoraba el
impulso de una mirada que sin ser la mía lo fuera. Ahora me dispongo a tumbarme
en el sofá del salón mientras la adormidera broncea mi alma.
Guapisima te siguo y me encanta tu trabajo y en especial este pedazo de cuadro que me vuelve loca!!!. Besos Cris
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